Es malo levantarse con el pie izquierdo, pero peor embadurnado de sangre.
El disparo le despertó. El dolor que sentía en su pierna era insoportable. Un bala le había atravesado.
Miró a su alrededor pero no vio a nadie. En la habitación sólo estaba el. Invadido por el pánico, trató de llegar al teléfono lo más rápido que pudo, pero antes de llegar a salir de la habitación, calló al suelo. El dolor de la pierna era demasiado fuerte para caminar, y la hemorragia lo había dejado sin fuerzas.
Desde el suelo vio que había un arma junto a la cama. Era su propio revolver, el mismo con el que dormía, y al que había olvidado poner el seguro.
Diego Escudero
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5 comentarios:
Un accidente tonto lo tiene cualquiera jajjajaja. Bien llevado, y eres el único que leí en el que la sangre era propia y no ajena
Muy bueno. Breve y un tanto cómico. ¡Genial!
Que gañan, mira que no poner el seguro...
Eres el primero que leo que se dispara a sí mismo en lugar de disparar a otro =)
Me gusta, me gusta...
Wow, ¡he encontrado tu blog de casualidad y resulta que también eres un cuentacuentos! (Yo llevo un tiempo inactiva, pero quiero ver si remonto esta semana)
Muy original el microrrelato, ¡un saludo!
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